En estos días llegué a renegar del amor. Perdió magia y sentido y hablaba de el como hablar de un Helecho. Reduje su importancia en mi mente hasta que le hice tan pequeño que pasaba de el y no tenía que hacer gran esfuerzo para ignorarle.
Pero, todos los días, de camino a mi trabajo, paso por la intesección de las avenidas en que vivimos el y yo. Era el lugar donde a diario me bajaba del autobús... nos separábamos. A diario me entran ganas de ver A SU NOMBRE Y SU APELLIDO y me puse a reflexionar sobre los años que han pasado desde la ultima conversación amable que tuvimos. Desde el ultimo capuchino o la ultima tarde desfalleciendo de calor en las gradas del Play de Baseball. El ultimo abrazo, la ultima caminata con las manos entrelazadas EL ULTIMO BESO.
Hace tantos años ya que no puedo recordar. Ya he olvidado su voz, su cara. Ya he olvidado su personalidad, su olor, la sensación de su piel. Hace tantos años ya Y NO LO OLVIDO A EL. Y AL SENTIMIENTO QUE ME PLANTO ENTRE LAS COSTILLAS. Aun me saca las lagrimas... aun me saca los suspiros... aun me saca mil sonrisas... aun late de esperanzas, aun es un misterio sin resolver. Como dije en la entrada anterior... AUN LE AMO.
Después de años, y otras personas, y otros capuchinos, otras manos, mil experiencias. ASÍ SE QUE EL AMOR EXISTE. ASÍ SE QUE EL AMOR NO MUERE.