Justo despues de que escogí nuestra canción de amor

300 días después de conocerte aún no sabía quien eras. Me daba miedo el amor creciendo en mi pecho, como una bola de poder. No sabía lo que era no pude detenerlo. Supe que ya no iba a tenerte el día que entendí que te amaba, justo después de que escogí nuestra canción de amor.

Sin embargo, entender que te ibas fue fácil. Incluso antes de que el taxi llegara, lo que caminaba por mi casa era un fantasma que besaba mi boca una vez a la semana. Mi corazón nunca dio saltos detrás de recuerdos perturbadores, y  a pesar de las sabanas frías mi sueño llegó cada noche después de ti. No se extraña lo que no se ha tenido y es evidente, que en la trenza de mis días tu eras esa hebra de pelo que nunca se amolda.

Tu amor se murió como un grito bajo el agua. Mi voz se apagó y con los pulmones llenos de agua nunca pude decirte que me tomó tiempo, pero al fin había encontrado nuestra canción de amor...




Tu casa

La ultima vez que estuve en tu casa, fue como cualquiera, sólo que yo no sabía que no volvería.

Llegué dejando un camino de gotas rojas, las hachas del mundo en mi espalda. Como siempre me las quitaste, arrancandolas con toda la rabia y la fuerza de tu sonrisa. Cerraste la puerta, para que nadie más entrara, y me encendiste un cigarro  para hacerme respirar.

En la mañana parece que guiaras el sol hasta mis ojos. No puedo encontrar nada, despues de toda la locura que hemos vivido, pero al final, nada se ha ido. Así como has abierto las ventanas abres la puerta y tengo que irme. 

Afuera, los arboles son tan altos, la luz es tan clara y la sangre bombea mientras estiro las piernas. Se me olvidó darte un beso de despedida y me duele. Todo lo demás empieza a doler de nuevo. 

Entonces me detengo, porque me doy cuenta de que si no estoy en tu casa, en tu calle, tu no existes. Las cosas nuevas que siento cada vez que fui se desvanecieron cada vez que salí. Nunca pude sacar la emoción de tu existencia de los límites de tu casa.




Nada es lo que parece

Hace unos días que no hablo con Disney. Es un aislamiento voluntario.

Estoy cuestionando la relación. Hay algo que no termina de encajarme en la cabeza acerca de él, y a pesar de que estamos saliendo desde año nuevo pasado, no puedo sacar la felicidad que me da de los límites de su casa.

Hay un chico en mi trabajo. No me gusta, pero podría gustarme. Es bajo y gordo, pero tiene una cara linda y sonrie mucho.

Podría gustarme...

Pero entonces escuché una conversación que tenía uno de sus compañeros. Se reian a carcajadas y yo estaba más o menos cerca, dandole sorbitos a mi té y fumando. Pensé que compartían chistes y decidí prestar oido. Mal por mi...

El gordito lindo le estaba contando a su amigo de una cita que tuvo. Y todo bien, excepto que no lo estaba. Le decía a su amigo entre risas estridentes que llevó a la chica a comer a un restaurante de mala muerte, y luego a un hotel y que cuando ella se negó a tener sexo él amenazó con irse sin pagar. Y que luego tuvo sexo fuerte hasta el punto de que ella le rogó que parara. Y que a la mañana siguiente no la llevó a casa, y que además le pidió dinero en efectivo, que ella muy crédula le dio.

El-Gordito-Simpático-de sonrisa encantadora-de la oficina

Y creo que ese es el miedo que tengo con Disney. Porque tiene ojitos de cachorro y me abraza fuerte y me susurra que yo soy genial. Las caras que pone cuando me ve y cuando piensa que no me doy cuenta que se me queda mirando. Pero igual puede tener el lado oscuro del El-Gordito-Simpático-de sonrisa encantadora-de la oficina. De alguna manera puede este chico hacer que las chicas salgan con él, no?