La yegua

 Hay un dicho que dice: Si alguien te llama caballo, pégale un puñetazo; cuando te lo diga por segunda vez, llámale imbécil; pero si la tercera vez alguien te vuelve a llamar caballo, quizá vaya siendo hora de que te compres la silla.”


Y a mi que me encantan las sillas... 

Me tomó meses y más de 10 borradores escribir este post. Porque me enamoré y no me sentía inspirada a escribir nada sobre él, sin que me faltara material. En tiempos de bonanza quise escribir sobre el riesgo de abrirse nuevamente al amor y en tiempos de pelea entonces escribía, pero a otros. 

Es como si el amor no fuera para mí. Entonces me pegó hoy cuando después de días de ignorarme me dijo 'amorcito' sarcásticamente: Yo soy una yegua. 


OK... No como ofensa, si no volviendo a la frase: si nadie me aguanta y todos quedan fascinados cuando me conocen y al mes se hartan de mi tal vez sea un travesti de la monogamia y mi destino sea conocer 20 Disney's y criar 20 gatos y por fin ponerme a escribir 20 libros. 


Y dejar de enamorar a gente que también termine por llamarme yegua... 



Paz

Él no te va a dejar ir en paz. Él te va a recordar qué clase de monstruo puedes llegar a ser. Él te va a arrancar el alma y a dejar justo fuera del área de cobertura, donde aún puedes escuchar el eco de su respiración, pero se corta.

Y luego no la escuchas más. 

Nunca irte en paz.... 

Gatillo

 Qué manera de repetirse en un bucle infinito tiene esta puta vida! 


Fumando me in cigarrillo me di cuenta que tengo mil arañazos en mi brazos. Del gato. Que de por sí lleva el nombre de un gato que tuvo munequito en su infancia. Del pequeño gatillo... 


Verme tan lacerada no ha sido nada bueno. Ha disparado en mi muchos malos recuerdos. De un cortador de pasta que usaba para autolesionarme y que luego, achacaba al gato al verme descubierta. 


Ya no tengo ese cortador de pasta, pero qué más da, igual me pasaba la navaja de la rasuradora, me quemaba o me mordía así que esa no es la excusas si en verdad quisiera lastimarme. Es el mirar los arañazos ser auténticamente arañazos de gatito y sentirme tan provocada a hacerlo algo que hace tiempo no hago. Y que me hacía daño, y que me marcó físicamente, espiritualmente de manera que ya no puede ni arañarme el gato sin que me incite a pesar en que si lo hiciera de nuevo... Tendria la perfecta excusa...