Hay un dicho que dice: Si alguien te llama caballo, pégale un puñetazo; cuando te lo diga por segunda vez, llámale imbécil; pero si la tercera vez alguien te vuelve a llamar caballo, quizá vaya siendo hora de que te compres la silla.”
Y a mi que me encantan las sillas...
Me tomó meses y más de 10 borradores escribir este post. Porque me enamoré y no me sentía inspirada a escribir nada sobre él, sin que me faltara material. En tiempos de bonanza quise escribir sobre el riesgo de abrirse nuevamente al amor y en tiempos de pelea entonces escribía, pero a otros.
Es como si el amor no fuera para mí. Entonces me pegó hoy cuando después de días de ignorarme me dijo 'amorcito' sarcásticamente: Yo soy una yegua.
OK... No como ofensa, si no volviendo a la frase: si nadie me aguanta y todos quedan fascinados cuando me conocen y al mes se hartan de mi tal vez sea un travesti de la monogamia y mi destino sea conocer 20 Disney's y criar 20 gatos y por fin ponerme a escribir 20 libros.
Y dejar de enamorar a gente que también termine por llamarme yegua...