Sin duda recuerdo ese día como el más emocionalmente inestable de mi vida. Nunca estuve tan cerca de ti y a la vez tan alejada. Nunca estuve tan confiada y tan nerviosa. Nunca me vi tan forzada a esconder mis verdaderas reacciones, ya sean las felices o se hable de las infelices…
Tengo las instantáneas en la cabeza, aun dibujadas. Puedo decirte que hacia calor y que tomó mas tiempo del estimado aquel viaje en autobús. Puedo decirte que vía tomamos, a quien vimos, donde fuimos. Qué teníamos puesto…
Pero nada importa. Todos los detalles son como hojas que se cayeron del árbol incluso tu. No voy a decir que eras un peón en el ajedrez de ese día porque tendría que ser hallada culpable de engaño y empalada en el sol como castigo, pero como hace años no estas, digamos que lo único que me quedan son los tactos, las palabras, la temperatura, las cosas que descubrí y el instante que nunca podrá serme quitado. El instante en que acortaste la distancia tirando de mi mano y me besaste…
Y la razón por la que lo hiciste. Si mal no recuerdo porque tanto te bromeé con que no lo harías que… no tuviste otra opción. Después de ese beso hubo miles, pero ese es para mi el que cuenta. El que me diste para probar que eras un hombre y que no tenías miedo. El mas irresponsable de todos...
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