Vacaciones de ser madre

Normalmente si uno de nosotros
 está cuidando a Momo y el
otro no está nos respondemos
a la pregunta: como está Momo?
Con una foto.  Esta fue la que
Recibí hoy

Momo llegó ayer de sus pequeñas vacaciones de fin de año. Estuvo con su abuela paseando por la zona norte del país...

En un día normal Muñequito y yo lo llevamos al colegio en el otro extremo de la ciudad. Nos toma una hora, aún en el metro. Tenemos que salir 1 1/2 horas temprano. Al volver, su abuelo lo trae hasta el metro y nos ahorra 30 minutos. Suena como un gran sacrificio hasta que vamos caminando de la mano, o se sienta en mis piernas o en las de su padre. Con sus sonrisas. Con su curiosidad. Que no habla todavía, pero sí que pregunta! señala con el dedo, te hala, hace que gires la cabeza y enfoques la vista en el objeto de su curiosidad... que no se calma hasta que la respuesta es satisfactoria!

Mi Mamu se llevó a Momo para que Muñequito y yo pudiéramos descansar. Curiosamente, no me sentía cómoda. No pensé mucho en las sensaciones, pero mi casa no era un lugar al que deseaba volver. Al llegar suelto las llaves, la cartera, me quito los zapatos y me voy directo a la cocina a preparar la cena. Casi siempre con un pequeño dragoncito sediento entre las piernas pidiendo agua (señalando la nevera) y mi celular (buscando en mi bolsa), aunque no siempre en ese orden. Hasta que no volvió no entendí que esas cosas que a veces son irritantes son la sal de mis días y que él es la razón por la que no dormí esta semana. 

Ahora que está de vuelta y tuve sus bracitos alrededor de mi cuello para dormir anoche, mientras nos acunábamos en la mecedora.  Que le di un baño tibio e hice su papilla para el desayuno esta mañana antes de venir a trabajar... Ahora entiendo por qué todo estuvo tan raro en estos días: Para mi es imposible tomar vacaciones de SER MADRE. Por más lejos que se vaya el Momito.