Mi blog me daba esa sensación de Numen. Por 13 años enamorana fue como mi casa y al mismo tiempo mi estro para abrirme. No es fácil escribir acerca de ser una gorda a la que la bulimia le desgastó los dientes al mismo tiempo que el alma. Enamorana ahora no existe mas que en la mente de la gente que me seguía y en viejos archivos de internet. Me queda este blog que es aun mas viejo que enamorana pero en el cual no me sentía libre de hablar de la yo que no comía. Yo ahora como. No me ejercito, y parezco una cosa de tan gorda. Sufro por ello de una manera típica. Y ahora que enamorana no está vengo a este mi viejo blog, con mis nuevos problemas...
Por muchos años mi familia me tuvo por algo que yo nunca fui: débil. Me recubrieron de plástico de burbujas al punto de que a los 34 años no sé conducir y no tengo una firma. Una firma de esas que se hacen para que sea difícil copiar, o lo que sea, que empiezas a practicar desde los 16. Yo nunca me vi en la necesidad de pensar en cosas de adultos, mis padres pagaban todo, planeaban todo y resolvían todo, con la esperanza de que mis depresiones no me mataran.
Después de 3 años viviendo sola ya me considero autónoma. Como ya nadie casi usa cheques, no me ha caído tan mal no tener unan firma. La lección mas grande que he aprendido es que nunca necesité tanta proteccionismo, lo agradezco, pero pude haberme emancipado mucho antes y disfrutar de esto que vivo ahora.
Todo Ying tiene su Yang. Ahora soy adicta a la independencia. Después de desligarme de mis padres nunca debí aceptar una relación en la que yo sabía de antemano que tendría que renuncia a la libertad que recién había conquistado. Mi frase favorita en nuestras peleas era "Tu no eres mi papá". Yo sabía, desde el principio que no me sería posible cumplir con sus exigencias y ser yo al mismo tiempo. Yo debí elegirme a mí con mis moretones de los que salen en lo que tu cerebro se adapta a la vertiginosa velocidad de tu crecimiento. Ahora que él no está y ya no tengo a quien rendirle cuentas de mi vida me siento Hulk, Godzilla, King Kong, y no por lo gorda, si no por lo gigantesca y poderosa.
Todavía me amorato pegándome con las esquinas de mi más grande nemesis. El hecho de que aun no encuentro compañía permanente. Yo tengo el amor de Momo, pero en mi corazón hay una mancha de cafe en una camisa que aun se ve después de 15 lavadas, que nunca voy a tirar. Puede parecer raro que lo describa así, y quizás la siguiente frase sea mejor para explicar lo chiflado que es esto: Nunca lo veo, pero aun me enfermo de celos cuando pienso en él una vez cada 3 semanas. Yo se que ni en 7 vidas podré olvidarle o ese año y medio de nuestras vidas, pero me alegra que no sepa nada porque yo necesito a alguien a quien querer realisticamente. Yo creí haber encontrado eso en Abe, como por 4 meses, luego fueron 3 años más de pura pelea de pulgares a ver quien cambiaba por quien para que al final fuera lo que debió ser al principio: NADA.
La cosa es que mi experiencia con Abe me sirvió para reaprender lo que bien dijo Anthony Rios es mejor comprender mas y amarse menos. Yo ya amé, ahora busco a alguien a quien comprender y exijo que me comprenda. Imponerse es algo natural para los hombres y como yo soy heterosexual me toca observar un grupo de cualidades que me provoca trocar y decidir si estoy lista para aceptarlas, siempre teniendo en cuenta de que ya no estoy envuelta en plástico de burbujas y me toca mi bregar con las consecuencias, sin llegar a ser psicorígida. Es un acto de balanceo digno del Circo del Sol, pero saben qué, después de tanto ensayo, creo que estoy lista para el show.
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