Todos queremos un trio

Felicidades adelantadas a todo el que puede subirse a una cama
con su marido
y otra fulana

YO NO PUEDO

Poeticénlo, ujum. Dele. Definalo como la figura geometrica perfecta. Como el non plus ultra de la confianza y el... AJA

Su vagabundería y su "apertura" termina siendo mas un sesgo.

Yo sigo votando por las camas...

donde solo quepo yo... y de chepa un chin de amor...

El pasado es solo memoria hasta que te saluda en un restaurante...

Porque... qué hacía yo en un restaurante en primer lugar? Bueno, comprando un café...

Mi pasado está lleno de nombres, de gente a quienes he tirado por las escaleras. No literalmente.

A éste caído lo conocí, de hecho, pidiendo un café. Había conseguido trabajo en una área exclusiva de la ciudad y cuando me comunicaron el precio la boca se me hizo un cero. El se acercó amablemente, pagó y me acompañó a caminar por la calle hasta mi parada del autobús, mientras me halagaba por mi atuendo todo blanco. Juntos, nos asaltó la risa cuando derramé un poco de café mi la falda.

Con verlo una vez capturé cada detalle que pude de su anatomía, como la punta de su nariz o el tono exacto de marrón de sus ojos. Tanto que la siguiente vez que lo vi (nuestra segunda primera cita) se me hizo imposible negarme a estrechar su mano mientras me arrastraba debajo de sus sabanas, suaves como la crema.

La siguiente mañana tomé un curso intensivo sobre su vida: sentada en la mesa de tope de vidrio, transparentando el piso de ladrillo. Su nueva vida como padre soltero, me la contó mientras agregaba azucar a mi café de la mañana. Esa tarde me fui a mi casa con sus llaves y sus besos y su miedo de no volver a verme. Y yo le dejé los besos míos y mi promesa de quererlo para siempre como lo quise ese día.

Todo esto fue solo memoria, hasta que la memoria me saludó en un restaurante 6 años después. Aún sosteniendo un café aunque esta vez sí puedo pagarlo. Visto diferente a esas prendas maravillosas de aquel primer día, simples jeans y un t-shirt con la palabra "Curvas" deletreado en flores. -No me podría olvidar nunca de tu nombre o de tu cara- le respondí cuando preguntó si lo recordaba. Podemos hablar? siguió preguntando- Cómo ha estado todo? Mantengamos contacto, dijo al final, cuando su telefono timbró y me avisó que tenía que irse.

Un mes después de conocernos yo ya no lo conocía. Su forma de sujetarme por el brazo que me recordaba un perro en una correa, su insistencia en que renunciara yo a mi vida y me concentrara en su apartamento como la bailarina de una caja de musica. Los miedos que me asaltaban durmiendo sola en su casa mientras él trabajaba salvando vidas. La ansiedad que se despegaba de las paredes y me golpeaba con fuerza, cuando por fin llegaba, demasiado exausto para quererme antes de que empezara mi jornada.

Lo hicimos todo en 30 días. Conocernos, amarnos, ser una pareja feliz y luego detestarnos. Para él yo era un pájaro que se negaba a permanecer enjaulado y yo nunca necesité la jaula.

Mientras intercambiabamos telefonos me comporté como si ya fuera pasado, como si todo fuera un recuerdo. Uno de historias que nacen y mueren con café y que no se supone que deban repetirse...

What's in the basket, biscuit?

Yo solía leerle el libro de Tom Thumb, Cat in the Hat de Dr Seuss y de Winnie de Pooh, pero a él no le gustaba, así que me rendí. Pensé que no le había heredado mi pasión por los libros.

Pero recibí un nuevo libro de regalo, no recuerdo el nombre, pero empieza con la frase: What's in the basket, biscuit?

A él le gustan los colores, los personajes, Biscuit el perro y los dos gatitos de la canasta, tan centrados en sí mismos hasta que necesitan la ayuda de Biscuit...

Y a mi me gusta verlo buscar el libro en la casa, luego sentarse en mis piernas y escucharme leérselo mil veces.

Me muero de amor por mi pequeño y su libro del perro que salva a los gatitos. Como que mi hijo fuera el perro y yo los gatos...

El aroma de una flor de papel

No les parece mágico el Internet?

Puedes encontrar el manual para cualquier cosa...

**

Hay algo delicioso en no saber qué de tu vida. Actualmente me encuentro como quien está en el cine mientras el mundo se acaba. No soy muy dada a sentirme cómoda ante los hoyos negros de mi vida, estoy en algún punto medio entre ser controladora y procastinadora. Extrañísimo, pero esa soy yo.

Estoy dejando que las cosas fluyan. Doy saltitos si se trata de una ola, bato mis brazos con placer si es solo una corriente, y floto cuando las aguas están tranquilas. 

Sin embargo, de vez en cuando, en toda esta ceguera y aturdimiento emocional, alguien busca en Internet un modelo de flor en origami para regalármela. Y yo... boba como soy, intento olerla....

Mi flor de origami es igual a esta, pero hecha en papel de block amarillo